sábado, 27 de diciembre de 2014

Casa chica

Metepunk con peinados bien punks
 

Normalmente cuando participo en carreras de diez kilómetros lo hago porque es la distancia perfecta para ir en grupo cotorreando, dándose ánimo uno al otro. :-) Da tiempo para correr y da tiempo para mirar, platicar y pasar un buen rato.

METEPEC. Esta foto de la izquierda fue especial porque fue la primera a 2600 msnm, luego de vivir un montón de tiempo a 400 msnm. Y vaya que sí se siente.
En una ruta interesante para 10 y 21 km pero algo dura psicológicamente hablando para 42.




Metepunk,2014




Entre chiste y chiste terminamos bien felices y contentas. Por arte de magia logramos encontrar a mi hermana, así: le dimos a la aguja en medio de un pajar. La adrenalina a más no poder. Un casco viejo precioso. No solo para correr, Metepecc es muy bonita, como estas tres damiselas de la derecha. :-)




Lo que me daba cuenta, o lo que me hicieron dar cuenta es que estas carreras de cinco y diez kilómetros no las reporto en el blog. De alguna manera estos cincos y dieces... Son mi "casa chica".

Toluca, 2014
Sí. Son mi casa chica. :-)  Mi pequeño secreto inconfesable. Pero son precisamente estas las que me inyectan fuerza y determinación para las grandes. Las que me recuerdan porqué salgo a entrenar, las que disfruto como enana. Son estas carreras las que se quedan en mi corazoncito. Las que cuando miro la medalla, sonrío inmediatamente al recordar el clima, el circuito, la gente, mi familia.

Izq. Cinco chicas que fueron al infinito y más allá en Toluca, una mañana fría donde pensábamos todo el camino que si salía el tamalero le encargábamos unos tamalitos y atole para la vuelta. :-)

Este año tuve la oportunidad de correr en familia muchas veces y me siento privilegiada por eso. Porque en mi enfermedad peripatética se dejan arrastrar mis padres, mis hermanos, mi pareja, la esposa de mi padre, mi sobrina, mis primas, la amiga de mi hermana, mis amigos.
Correr es también ofrendar algo



La doctora más rápida del Oeste
The Sobrina veloz

No hay nada más bonito que levantarse para correr en familia, se los juro. Es sin duda una de las actividades que más atesoro.

A Sele, a Canquis, a mi mamá, al Apá, a la Rosca, a Ceci gracias por dejarse persuadir y ponerse a soñar conmigo.

Los felices


El padrot más campeón del mundo


La aventura Guachochi se consiguió
.




domingo, 21 de diciembre de 2014

Ni gimnasio, ni terapeuta. Resultados 100% garantizados

Que no le digan, que no le cuenten que la Luna es de queso.
Ya no desperdicie su dinero en gimnasios, si sabe que no va a ir.
Ya no le cuente sus cuitas a ningún terapeuta por 100 euros la hora.

Mejor búsquese un amigo y salga a hacer footing con él.
Se lo garantizo. Se mueve, se ejercita, respira aire fresco, se divierte.

Y quién sabe... tal vez un día se le despierte el gusanito de correr más rápido... o solo.

Solo pruébelo.




Yo tengo por fortuna un amigo que me cae muy bien y siempre me parece tan fácil cuando salgo con él. Ahora prepara su maratón para Leipzig y yo el mío de Trebatsch.



PD: Ampollas que me manipulan y me exigen comprar nuevos tenis. Y yo que no pongo resistencia... Sí. Ya se veía venir... Pero están tan bonitos que no pude decirles que no los llevaba a casa.



sábado, 20 de diciembre de 2014

Declaración de amor

Cuando llegué a Berlín por vez primera era invierno. Era febrero, me encontraba en medio de la nada. No sabía alemán. Unos pinches cuervos me siguieron con su graznido hasta el hotel.

Hacía mucho frío. La ciudad en su tono gris era horrible.

Regresé por cuestiones laborales. Y esa primera imagen tardó muchísimo en quitarse de mi cabeza: Berlín la fría, Berlín la sucia.

Berlín la maleducada y presuntuosa.

Pero sucedió. Comencé a salir a correr, a parques, por calles, por bosques, por canales.

Hoy corrí... Como se ve en el trayecto de aquí para allá, estaba conociendo las posibilidades para correr.

Iba por 10 pero volví con 20 km en el bolsillo. Porque así es esta ciudad. Te empieza a coquetear con unos parquecitos, con lagos, con el gigantesco Tempelhof... Y uno acaba por caer en las redes...

Me enamoré de Berlín. Y no se me ocurre otra ciudad más en el mundo donde se pueda correr con tanta facilidad y placer.

Berlín, gracias por el Volkspark Schöneberg, Treptower Park, Volkspark Friedrichshain, Grunewald, Tempelhof, Schloss Charlottenburg, Landwehrkanal, Hasenheide, Spandauer Forst, Jungfernheide Forst... :-)







martes, 16 de diciembre de 2014

Tiergarten


Después de un fin de semana donde tuve que trabajar, viene una mañana de domingo muy fresca donde puedo salir a correr.

 
Fui a correr al Tiergarten que es un parque enorme en el corazón de la ciudad, alcanza a tocar la puerta de Brandemburgo, algunas embajadas y claro, también roza el símbolo de la ciudad, la columna de la victoria o Siegessäule.

 
De mi casa hasta la puerta de Brandemburgo hay cinco kilometritos. Cierto que uno pasa por avenidas transitadas pero basta con internarse un poco en el parque para sentirse a gusto.

 
126 minutos disfrutando de Berlín en mi comeback…


Foto:Ввласенко/wiki

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Empecemos por cinco

Empecemos por cinco.
Terminemos por cambiar una calle, luego otra
y luego otra.
Continuemos y veamos que de repente estamos lejos y
que de los cinco kilómetros iniciales, estos se harán muchos más porque quedamos ahora a cinco kilómetros de casa.

Veamos que no necesitamos nada de esos aparadores. ¡Qué suerte!
Calles, iluminación, y a veces un ambiente navideño que traduce
en compras compulsivas la felicidad.
No necesito eso, ¡qué suerte!
Me basta con terminar hoy 10 km.

domingo, 7 de diciembre de 2014

120 minutitos por Treptower Park

Un domingo tranquilo. La mañana fresca, soleada.
Por fortuna una resaca no me llegó y salí a correr 120 minutos con una charla agradable.

Así de sencillo y pleno puede ser un domingo.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Berlín, Berlín, du bist so wunderschön | Ich bin wieder da

Nuevamente en Berlín. Sábado, día fresco, soleado. Un día perfecto para no temerle al invierno y salir a correr.

Ahora mi paseo me llevó por el castillo de Charlottenburg, el cual creo que lo había visitado un par de veces y ya. Pero nunca había corrido por allí.

Varios corredores me recibieron en los circuitos. Y cuando el reloj marcó los seis kilómetros fue el momento de salir del parque e irse por un caminillo estrecho al lado del Spree.

Precioso día.

Una ampolla, cuatro grados. Satisfecha.