
y luego otra.
Continuemos y veamos que de repente estamos lejos y
que de los cinco kilómetros iniciales, estos se harán muchos más porque quedamos ahora a cinco kilómetros de casa.
Veamos que no necesitamos nada de esos aparadores. ¡Qué suerte!
Calles, iluminación, y a veces un ambiente navideño que traduce
en compras compulsivas la felicidad.
No necesito eso, ¡qué suerte!
Me basta con terminar hoy 10 km.
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