Ya se veía venir. Yo con la cabeza en otra parte. Olvidando todo. Sin una convicción total de entrenar... Dicho y hecho.
En el minuto veintitrés repaso mentalmente lo que me espera en la oficina: manuscritos sin terminar, algunas reuniones breves. Y llamadas telefónicas pendientes. En ese devenir de pensamientos laborales he sentido que ya casi estaba cerca de terminar el entrenamiento. No. Ni al caso. Casi me da un paro cardiaco al ver que sólo llevaba 23 minutos. Veintitres. Ni uno más. Ni uno menos. No voy a aguantar, hoy no. No es mi día. No hay caso. Siento los músculos cansados, cortos, hechos piedra.
Treinta minutos. Bueno, vamos a ver, estamos calentando motores. Ahí va, lentamente pero ahí va.
La música de siempre me aburre. Necesito cambiar. Cambio entonces a mi plan B. El cual consiste en escuchar programas de radio de un podcast mexicano que descubrí hace algunas semanas. Es un programa que se llama “Cómo nos toca”, el cual toca los temas más disímiles y paralelamente presenta músicos no tan conocidos. Vale, funciona.
Mientras me cuentan la historia de los jeans Levis, sigo. Un poco más por orgullo que por convicción. Poco a poco me adentro en el tema y de repente, llego al minuto cincuenta. La conversación se pone amena, la música es simpática (un músico sueco, Nils Landgren, y una cantante estadounidense, Paula Cole). La conversación se pone bastante graciosa y absurda (baste decir que en la misma conversación salieron a la luz los pijamas, los babydolls, el manual de Carreño y el jazz...Los blue jeans...).
Terminé. Pero qué lata me dio llegar al minuto 70. Claro, dormí como bebé, ni un terremoto me hubiese despertado.
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