De regreso a la realidad. El domingo nos sorprendió con un espléndido viento gélido y cielo despejado. Azzurro. Mis ojos se iluminaron de alegría. Yo sentía que les salía por ahí una chispita de esperanza... La cual fue derrumbada cuando miré el termómetro... Ocho grados bajo cero.
Creo que me lo pienso otra vez. Dos de la tarde. No hay caso. El día está precioso, divino. Elegante, frío y seco. Una luz que invita a moverse y a respirar fuerte. Pero hoy no...
Habrá que hacer fila en el gimnasio, esperar que se liberé una caminadora... Y correr. Lo cual hice, y por fortuna llevaba buena música y programas de radio. 125 minutos en un tipo de entrenamiento donde me siento tan desorientada. No sé calcular el tiempo, pero es muy fácil encontrar mi ritmo...
Termino de estirar y comienzo a pensar en el premio del día: el sauna. Me pongo las sandalias, voy por la toalla y sorpresa. También aquí hay fila...
No hay comentarios:
Publicar un comentario