Hoy me ha parecido tan fácil salir a correr. Ha sido como parte de cualquier rutina: como cepillarse los dientes todas las mañanas.
Lentamente va bajando la temperatura pero todavía se puede correr bien fuera; claro, para la gente que está hecha un ovillo no parece normal que uno se torture por voluntad propia y salga a correr.
Qué bonita rutina de los martes.
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