Ayer no salí. Tenía que, pero no lo hice porque mi cabeza estaba en otra parte. La primavera se instaló y yo ya comienzo a pensar otra vez en las paredes de roca y en escalar... Y ni modo, el gusanito de la escalada se me metió.
Pero claro, creo que primero termino una cosa (preparar el maratón), y luego continúo con la otra... despertar mis antebrazos y acostumbrar a los deditos al betón...
Y otra vez me he quedado a jugar con el reloj gps.
:-)
Comienza gustarme tanto la rutina de los domingos por la mañana, ponerme las zapatillas, mirar el termómetro, estirar, calentar, correr, llegar al bosque, intentar nuevos caminos y poco a poco aprenderse de memoria qué senderos llevan a qué lugar...
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