Regresando a las carreras cortas en equipo.
Corrí junto con compañeros de trabajo una carrera de relevos. Cada uno corrió cinco kilómetros en el Tiergarten de Berlín. De aquellos cinco corredores iniciales del equipo quedamos dos, somos los veteranos. Los demás son nuevos en el equipo y tuvieron esa fiebre y ese nerviosismo que da la primera vez. Un nerviosismo que por fortuna se contagia y nos hace a los veteranos disfrutar más el evento.
Nuestro equipo se llama Babel, somos un equipo por parte del trabajo; y esta carrera de relevos, 5x5 ya tiene sus añitos en la empresa. Cada año se inscriben más de diez equipos, la empresa paga las inscripciones, regala camisetas y da algunas bebidas. Para mí se trata de un evento social más que deportivo. Este año participaron 14 equipos y terminamos primero (de ahí el título de hoy). Fue un jueves lluvioso, tibio, alegre en el que terminamos por ganar la copa interna de nuestra empresa. Es una carrera, si bien, corta, de esas que sacuden el cuerpo, lo dejan a uno darlo todo, hasta la última gota de esfuerzo, llegar molido a la meta para estar cien por ciento felices con el resultado.
Fue un jueves raro donde todo salió al revés. Y salió perfecto. Todo a su tiempo.